El arte de vender humo, en la política, escribe Luciano Núñez, desde Pak Ta Pok
Por Luciano Núñez
Mientras el Tío Dardo calibraba la radio a transistores para escuchar al San Lorenzo de sus pasiones–hace más de 30 años de esto- me acerqué a preguntarle algo que había escuchado en la cancha, en el potrero. ¿Qué es vender humo?, le pregunté y, sin dejar de mirar el aparato marrón atravesado de finas hebras amarillas al frente, me contestó que era, básicamente, engañar para lograr un favor. “Un portero puede ser un mago o un equilibrista en el entrenamiento, pero en los partidos le entran, de todas, todas”, me graficó siempre hablando de fut, algo que nos ha apasionado desde siempre y hasta la muerte, seguramente.
Origen del vendedor de humo
Buscando el origen etimológico de la frase, dice el lingüista español Sebastián de Covarrubias, que el término fue adoptado del Derecho Romano, donde se define como venditio fumi a las “promesas falsas” que se realizan para obtener un favor de un funcionario público.
En las próximas elecciones hay candidatos de todos los colores, pero si en algo se parecen, es que son siempre los mismos, reciclados de todos los partidos y gobiernos. Si hay que empezar por vender humo, el apellido Ramos figura encabezando el campeonato.
Alejandro Ramos perdió la elección por la alcaldía de Benito Juárez contra Francisco Alor; Rafael Quintanar (cuñado del primero), fue diputado por la vía plurinominal en 2005; Emiliano Ramos fue diputado federal por la misma vía, y ahora, diputado local sin obtener un voto. Ahora, el menor del ex dirigente de la CROC, Salvador Ramos, espera ser candidato en Benito Juárez. Todo con el mismo esquema: es decir, nunca ganaron una elección y ahí están.
Marybel Villegas supo ganar, eso sí, dos veces la diputación local; una en el 2005 por el PRD en el extinto distrito 12; después, ya por el PRI, al calor del carro completo de su nuevo aliado, Beto Borge; pero fue bajada de la elección en 2009 por actos anticipados de campaña con su fundación Unidad Familiar Quintanarroense, AC, en cuyo distrito finalmente ganó en aquella ocasión el hoy gobernador, Carlos Joaquín González que fue diputado federal. En la elección de 2012, perdió la diputación federal contra Graciela Saldaña, arrastrada por la marea de AMLO. Ahora, sería virtual candidata al senado por Morena. En realidad, dos contundentes derrotas, contra una victoria y media.
Julián Ricalde Magaña ostenta como único triunfo la alcaldía de Benito Juárez en 2010, cuando fue sucesor de su entonces líder moral y amigo personal, Greg Sánchez. Le ganó a Lupita Novelo que casi no hizo campaña y se impuso en la candidatura a Laura Fernández, entonces mejor posicionada que la finalmente perdedora. Hoy Fernández va por su segundo gobierno en Puerto Morelos. Volviendo a Ricalde Magaña, siguió su derrotero político abandonando el PRD para después regresar. Fue candidato en la pasada elección por el PAN-PRD y perdió estrepitosamente contra Remberto Estrada Barba. Antes, había intentado imponer a Graciela Zaldaña como sucesora y fracasó: para ello dejó de lado al candidato más posicionado al ras de tierra: Jorge Aguilar Osorio.
Greg Sánchez perdió la elección al senado en 2006 iniciando su carrera política; ganó la presidencia municipal en 2007; no pudo competir por la gubernatura en 2010 tras ser detenido por la PGR; regresó a la política y se bajó para competir por el senado, elección que ganaron Félix González y el Niño Verde, Jorge Emilio; después, perdió la diputación local contra Jesús Pool y, finalmente, sucumbió contra Remberto Estrada Barba en la contienda por la presidencia municipal pasada. Es decir, varias de cal por una de arena.
Víctor Viveros Salazar, del PRI. Fue tres veces candidato a la presidencia municipal de Benito Juárez. Primero perdió contra Juan Ignacio García Zalvidea por 343 votos de diferencia. Después perdió la candidatura contra Francisco Alor Quezada que recuperó Cancún para el PRI, y después, volvió a perder contra Greg Sánchez por poco más de mil votos. Después fue oficial mayor de Roberto Borge y su carrera política se adentró en el Sindicato de Taxista, donde es socio desde hace muchos años.
Patricia Sánchez Carrillo, del PAN. Perdió la presidencia municipal contra Greg en 2007, pero fue premiada con la diputación local y después federal por su partido. Nunca ha ganado una elección y es eje de negociaciones y lidera un grupo político; a su favor, ha sabido apostar al “partido azul” desde que era nada y hoy ya cuenta con candidatos competitivos como Fernando Zelaya y Mayuli Martínez en el Sur y Perla Tun en Cozumel; a los que se sumaron perfiles emigrados del PRI, como Luis Torres en Othón P. Blanco y Cristina Torres, en Solidaridad.
Dotes verbales
Los políticos “vende humo” cuentan con amplios dotes verbales para demostrar lo que, realmente, no poseen en lo electoral. En los medios de comunicación también hay “vendedores de buzones en Alaska”, vale decirlo; impresos que se quedan doblados en el Oxxo, que dicen mentiras, que emprenden campañas negras por dinero y que extorsionan a empresarios con falacias. También están los operadores “vende humo” que narran experiencias inverosímiles e inexistentes para llamar la atención. En la viña del caribe mexicano hay lugar para todo.
“Al humo perezca quien humo vende…”
Al final del libro de Covarrubias – el lingüista en cuestión- dice que el emperador romano Alejandro Severo infligió un castigo ejemplar a las venditio fumi de un acalorado vendedor de la nada: “Mandó a ponerlo en un palo y echarle fuego de leños verdes en cuyo humo se ahogó antes de que el fuego lo consumiese, con voz de pregonero que decía: Fumo periit, qui fumos vendidit (al humo perezca quien humo vende)”.
Además del Tío Dardo con su sapiencia, la frase “vender humo” está incluida dentro de la Real Academia Española. “Persona que ostenta o simula valimiento o privanza con un poderoso para vender su favor a los pretendientes”. Si Usted se cruza por la calle con un vendedor profesional de humos, piense en el castigo romano y mejor haga unas carnitas para tener humo propio.