Más de 10 mil ciudades en 172 países participaron en La Hora del Planeta
La electricidad se ha vuelto algo tan cotidiano en nuestras vidas que no nos ponemos a pensar en los efectos que su uso puede tener en nuestro planeta.
Muchos creemos que nuestro consumo personal de energía no afecta al ecosistema pero consideremos que en todo el mundo hay millones de personas que están usando electricidad al mismo tiempo.
Cuando utilizamos un aparato eléctrico se genera dióxido de carbono (CO2), elemento contaminante que en altas cantidades puede provocar cambios climatológicos dañinos para la vida en la Tierra. ¿Y qué podemos hacer para contrarrestar estos efectos? ¿Qué tal si por un momento todos apagamos nuestras luces y dejamos descansar al planeta? Cada año tenemos esta oportunidad de devolverle al mundo un poco de todo lo que hace por nosotros.
El pasado sábado 28 de marzo, millones de personas se unieron a La Hora del Planeta, iniciativa que invita a los habitantes a que apaguen sus luces durante una hora. Cada vez son más las familias, empresas y hasta ciudades enteras las que participan en esta actividad que busca fomentar el ahorro de energía, reducir la contaminación lumínica y hacer conciencia sobre la serie de cambios climatológicos que están afectando nuestro planeta debido a las emisiones contaminantes de CO2 provenientes del transporte y las actividades industriales.
La Hora del Planeta se realizó por primera vez en 2007 en Sidney, Australia, donde participaron alrededor de 2,000 comercios y 2 millones de personas. Desde entonces, países como Estados Unidos, Indonesia, Sudáfrica, Italia, Suecia, Canadá, Inglaterra, Malasia y México, entre otros, han ido sumando esfuerzos para
el último sábado de marzo. Este año participaron más de 10 mil ciudades en 172 países y apagaron las luces de sus monumentos más emblemáticos, incluyendo 40 Patrimonios de la Humanidad.
Alrededor del mundo, cada ciudad realiza diversas actividades para motivar a sus habitantes a participar en La Hora del Planeta. En Sidney se lleva a cabo un concierto a oscuras de la obra “Los Planetas” de Gustav Holst, que es interpretada por la Orquesta Sinfónica de Sidney. En Colombia se organiza el “Maratón Experiencial 110kw”, un evento de 60 minutos donde los atletas generan energía para iluminar el edificio Colpatria, el más alto de Bogotá. La lista sigue con cenas a luz de las velas en los restaurantes de Londres, una pista de baile con un generador de luz bajo la Torre Eiffel, una fiesta de baile zumba con trajes que brillan en la oscuridad en Filipinas y mucho más.
Gracias a la Hora del Planeta, en países como Rusia han aprobado una ley para proteger sus mares de la contaminación petrolera; en Botsuana, África, el ex presidente Festus Mogae cumplió el reto de sembrar 100 mil árboles en un área degradada; y en Estados Unidos, 35 mil chicas scouts participaron a través del fairmont.com/mayakoba proyecto Ahorro de Energía, instalaron 132,141 focos de bajo consumo por todo el país y lograron reducir en 34,197,505 kilogramos las emisiones de CO2.
Diversas ciudades de México también se unen a este esfuerzo global para reducir las emisiones contaminantes y contrarrestar el cambio climatológico. En la Riviera Maya, el hotel Fairmont Mayakoba implementa acciones para invitar a sus huéspedes a participar en la Hora del Planeta, desde 2008. Este año se apagaron las luces de todo el hotel y las áreas comunes se iluminaron con velas. Además, para motivar a los huéspedes a hacer conciencia sobre todo lo que nos ofrece nuestro planeta y la importancia de cuidar los ecosistemas, los restaurantes La
Laguna y El Puerto sirvieron “De la Tierra al Paladar” y “El Sol de Media Noche”, platillos elaborados con elementos que se encuentran en la naturaleza como chapulines, alcachofas, tomates, hongos, hierbas y algunas flores. Por otro lado, el Lobby Lounge sirvió el cocktail “Cielo, Mar y Tierra” elaborado con jugo de limón y miel de agave. Finalmente, en la boutique del hotel se realizó una venta especial de El Jaguar Dorado, productos decorativos caracterizados por un diseño artesanal basado en la cultura mexicana elaborados por un grupo de comunidades de Yucatán, Playa del Carmen y Cancún.
Este tipo de iniciativas están alineadas con el compromiso por el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad que el hotel mantiene desde su apertura, haciendo realidad la armonía entre el lujo y la naturaleza. Para la construcción de Fairmont Mayakoba se utilizaron materiales reciclados y sustentables, se reubicaron más de 10,000 plantas y se aplicaron diversas acciones para conservar los recursos naturales. Además, el resort cuenta con programas de ahorro de energía y de conservación del agua, un sistema de tratamiento de aguas negras y un plan de manejo integral de residuos sólidos. Fairmont Mayakoba también implementa un programa de apoyo a la comunidad y responsabilidad social al que los huéspedes pueden sumarse con la donación de artículos escolares, libros, juegos didácticos o productos veterinarios.