Heroes de la patria ahora serán de los valores cívicos

La enseñanza de la historia en las escuelas de educación básica debería recuperar el modelo de estoicismo y los valores patrios que se profesaban hasta finales del siglo pasado, muchos de los cuales tienen sus orígenes en publicaciones como la Biblioteca del niño mexicano, afirmó el poeta y escritor Vicente Quirarte.

Como parte de la exposición temporal Biblioteca del niño mexicano, que tiene como sede la Galería de Historia, Museo del Caracol, el integrante de El Colegio Nacional charló con la historiadora y curadora de la muestra, Bertha Hernández, y la directora del recinto Julieta Gil, sobre la importancia de esta colección —editada entre 1899 y 1901 por los hermanos Carlo y Alessandro Maucci— en la enseñanza de la historia patria a finales del siglo XIX y principios del XX.

En el museo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el autor del poemario Peces del aire altísimo (1993), recordó a su padre, el historiador Martín Quirarte, como una influencia importante en su interés en el devenir de México y en la escritura, quien en unas de sus vacaciones, en 1965 —cuando cursaba el quinto grado de primaria—, le encargó un resumen de cada capítulo de su libro Visión panorámica de la historia de México. “Fue mi primer laboratorio de creación de escritura, porque me enseñé a resumir, a sintetizar”, comentó.

Años antes, en 1962, cuando estaba en segundo de primaria, evocó su visita, junto con sus compañeros de escuela, a los fuertes de Loreto y Guadalupe, durante el centenario de la Batalla de Puebla; su impresión fue tal que al ver la maqueta del combate, nació su amor por la historia y la admiración por el general Ignacio Zaragoza.

 

Vicente Quirarte comentó que en la biblioteca paterna no había ningún ejemplar de la colección que es motivo de la exposición vigente. Para él, esta muestra es muy importante porque con ella se piensa y reflexiona en torno a diversos episodios nacionales hasta el porfiriato.

El vate contextualizó la aparición de la Biblioteca del niño mexicano con otras obras de Heriberto Frías, autor de los 110 relatos históricos que conforman la compilación. Al periodista, historiador y novelista se le conoce por Tomochic, novela que publicó en 1893, que da cuenta del ataque que él encabezó a esta población del norte del país (Chihuahua); ahí hace referencia a las injusticias del régimen porfirista, las cuales relata en su texto considerado como la primera novela de la Revolución Mexicana.

En Los piratas del boulevard. Desfile de zánganos y víboras sociales y políticas en México, Frías ahonda en diversos aspectos oscuros de la sociedad mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX; uno de los aspectos que más llaman la atención del texto es la marginación infantil.

“Hay un capítulo llamado Los pequeños monstruos, que habla de niños que viven en la calle, de niñas que son explotadas. Es un libro muy amargo, escrito a finales de la época decimonónica cuando se fomentó la idea de la infancia como una edad idílica, es el tiempo en que se construye toda la imagen mítica de los Niños Héroes”.

El escritor afirmó que estos próceres, de los cuales se menciona muy poco en los libros de texto gratuito y que eran un ejemplo de amor a la patria, son una realidad histórica que tiene parte de mito, creado y solidificado conforme crece la idea de una niñez heroica, a la que hay que educar.

Sobre la necesidad de los próceres como figuras que inspiren los valores cívicos, Vicente Quirarte aseguró creer en ellos y en la necesidad de seguir resaltándolos, porque actualmente hay personajes que son vistos como héroes por el sólo hecho de ir en contra de la autoridad, aunque realmente no sean un ejemplo de civismo y de amor a la patria.

El doctor en Letras Mexicanas recordó al poeta Rubén Bonifaz Nuño, quien siempre insistió en la necesidad de que los infantes estuvieran conscientes de su historia. “¿Cómo podemos hacer para construir la patria, para seguir fomentando el amor a ésta sin que la palabra nos espante?”, se cuestionó.

Para la historiadora Bertha Hernández, el amor a la patria que se profesaba en publicaciones como la Biblioteca del niño mexicano es una categoría que causa controversia entre cierto sector de la comunidad de historiadores, porque consideran que la historia, hoy, es una disciplina consolidada, con un rigor científico, que no puede involucrarse con este tipo de sentimiento, aunque para muchos de los niños de principios del siglo XX, fue importante en su formación como ciudadanos mexicanos.

La investigadora del INAH precisó que ante el cambio de circunstancias que se vive en el país en torno a la enseñanza del civismo y de la historia en las escuelas de educación básica, es posible pensar que esa necesidad de héroes no se refiere a hombres de la política o destacados militares, como en otras épocas, sino a figuras que inspiran a los niños a seguir su ejemplo, y que muchas veces están en otros ámbitos como la ciencia o el arte.

“Y es ahí donde museos como el Caracol juegan un papel importante. En tiempos pasados, los alumnos de las escuelas primarias, principalmente, eran llevados a los recintos museísticos para conocer su historia; hubo una época en la que el Museo Nacional de las Culturas se volvió el caballo de batalla en la educación pública, una costumbre formativa que está desapareciendo”.

Para concluir, Vicente Quirarte expuso que en una ocasión se le encargó escribir un libro sobre el Himno Nacional, al que tituló Un maestro de historia llamado Himno Nacional, canto que ha formado a los mexicanos pero que ha sido aprendido de memoria sin saber qué hay detrás de cada verso.

“Para mí la historia no es una suma de hechos, sino un convivio con los personajes de todos los días. Por lo que hay que leer mucho más historia de México”, finalizó.

La exposición Biblioteca del niño mexicano permanecerá hasta el 30 de junio en la Galería de Historia, Museo del Caracol, ubicada en la rampa de acceso al Castillo de Chapultepec, Primera Sección del Bosque de Chapultepec. Horario: de martes a domingo de 9 a 16:15 horas. Costo: 65 pesos. Los domingos la entrada es libre.

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