Policías profesionales, analiza Julio César Silva, desde el Palco
Cuando el gobernador Carlos Joaquín González conoció a Alberto Capella Ibarra, quien había reducido los índices delictivos de Tijuana y trabajaba por el mismo objetivo en Morelos, le preguntó qué aspectos habían fracasado y cuáles habían sido exitosos en la estrategia nacional contra la delincuencia organizada.
El actual secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo respondió que el principal fracaso de la mencionada estrategia ha sido desde el gobierno de Vicente Fox la politización del problema, pero también la actitud de los gobernantes locales que no asumen la responsabilidad de combatir ciertos delitos que consideran que son exclusivos del orden federal.
De hecho, en los últimos años fue común la queja a nivel federal de que los gobernadores no asumían la responsabilidad que les compete en el problema de la inseguridad y que para ellos es más cómodo responsabilizar de todo al gobierno del presidente en turno.
Le ocurrió a Fox, a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto que, además, enfrentaron férrea oposición de sus adversarios políticos a sus respectivas estrategias, idénticas entre sí, apenas diferenciadas por rasgos semánticos.
Desde el inicio de su gobierno, Carlos Joaquín pidió a los actores políticos locales que dejaran de usar a la inseguridad como herramienta política y que es mejor hacer equipo para combatir a la delincuencia organizada. Algunos entendieron el llamado, otros no.
Junto con esa acción concientizadora, ahora el gobierno de Carlos Joaquín hace suya la responsabilidad de combatir la inseguridad con el auxilio de las diferentes fuerzas federales. La Marina apoya con sus servicios de inteligencia y el Ejército con presencia territorial, que se complementa con la Policía Federal y más recientemente con la Policía Militar.
La estrategia, el compromiso, la responsabilidad es local. Ya no se patea el problema hacia los territorios de nadie más, ya no se cae en la omisión y achaca la responsabilidad a los demás.
Eso quedó claro en una reunión informativa de Capella Ibarra con periodistas, dueños y directivos de medios de comunicación de Quintana Roo.
Y la responsabilidad incluye tener el mando y el control efectivo de las corporaciones policiacas, empezando por la de Cancún, la más grande y conflictiva del estado por la grave infiltración que padece por parte de la delincuencia organizada.
“Desde el 2009 era común que los policías pusieran de rodillas a las autoridades políticas del municipio y del estado. Eso cambió, no permitiremos que ocurra de nuevo”, subrayó Capella Ibarra.
“Tenemos que cambiar el chip. La policía no puede ser el ratón en este juego. Tiene que ser el gato. A nuestra llegada los papeles estaban invertidos, los agentes tenían una sumisión total ante los delincuentes. Eso es patético, es vergonzoso”, reconoció.
“Ahora estamos en un proceso de cambio y lo tenemos que hacer con mandos que vengan de otras partes del país… y vamos a traer más, porque a ellos la delincuencia no los puede chantajear con afectar a sus familias, como hicieron con los locales”, señaló.
Sin embargo, Capella Ibarra reconoce que no es una tarea sencilla, que se llevará su tiempo de acuerdo con un cronograma que tiene el objetivo de poner a Quintana Roo con los mismos índices de seguridad de los que goza Yucatán.
“Iremos más allá de los dichos. Responderemos con hechos, porque ahora las policías de Benito Juárez y de Quintana Roo están en manos de profesionales”, remató.
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