El ex secretario de Gobierno Gabriel Mendicuti Loría, detenido el sábado pasado en Puerto Aventuras, llegó a adquirir una influencia como pocos en la política quintanarroense, en la que empezó a participar a una edad madura y lo hizo de golpe y porrazo como presidente municipal de Solidaridad.
En Playa del Carmen se le recuerda como un buen presidente municipal que ordenó y dio el actual rostro al primer cuadro de la ciudad y, contra los deseos del entonces gobernador Joaquín Hendricks Díaz, se negó a otorgar los permisos municipales para la construcción de un muelle para “cruceros” en Xcaret.
Hay que decirlo: en ese caso operó del lado de los hoteleros que hicieron campaña en contra del proyecto del muelle, que pretendía convertir a la zona en un puerto de embarque, a diferencia de Cozumel y Mahahual que solo son fondeaderos de paso.
Mendicuti Loría llegó a Quintana Roo a fines de los años 80 para administrar la empresa de agregados para la construcción del empresario Eduardo Solís Preciat. Fue en ese empleo que empezó a tener protagonismo público entre 1992 y 1993, pues en representación de esa empresa encabezó a otras del mismo giro para exigir a la federación eliminar una veda forestal que impedía el crecimiento de ese tipo de compañías.
En 1989, luego de los mayores incendios forestales de la historia en Quintana Roo, el gobierno federal decretó una veda forestal en la zona norte, pero las áreas prohibidas al desarrollo pronto fueron alcanzadas por el imparable crecimiento de la mancha urbana de Cancún que, al mismo tiempo, empujaba a zonas más alejadas a los bancos de extracción de materiales.
Sin embargo, por la veda el crecimiento de la ciudad se estrangulaba y hacía inviable la operación de empresas como la que representaba Mendicuti Loría, hasta que el gobierno federal entendió y eliminó la veda.
Luego de ese pasaje en la historia de Cancún, Mendicuti Loría desapareció y reapareció en Playa del Carmen como líder de pequeños comuneros. Ya contaba con su propia empresa de agregados para la construcción y en el 2001, aunque no tenía militancia, empezó a mencionársele como candidato del PRI a la presidencia municipal.
“Necesitábamos a un candidato ciudadano y Gabriel reunía esas cualidades”, decía Miguel Ramón Martín Azueta, quien como alcalde saliente impulsó a Mendicuti Loría, aunque con el paso de los años hubo un distanciamiento entre ambos.
Los dos tenían cierta afinidad política: Miguel Ramón lo impulsa como candidato y le pone como coordinador de finanzas de su campaña a Carlos Joaquín González, quien sin ninguna experiencia previa en el servicio público, con gran parte de su vida desarrollada en Mérida, decide que era tiempo de aterrizar a la tierra de su padre Nassim Joaquín Ibarra, al estado que gobernó su hermano Pedro Joaquín.
Después de la campaña Mendicuti Loría nombra tesorero municipal a Carlos Joaquín, quien lo sustituye como presidente municipal para el período 2005-2008 y a partir de allí toma vía libre hacia la conformación de su propia carrera política que con el paso de los años lo lleva a gubernatura.
Luego de la presidencia municipal, Mendicuti Loría se integra en 2005 al gabinete del gobernador Félix González Canto y se convierte en quizá el principal operador electoral, incluso en el gobierno de Roberto Borge Angulo y como tal llega a tener, incluso, el control de los partidos de oposición.
Todos los dirigentes del PAN y PRD, que controlan el Congreso actualmente, pasaron a su oficina a recibir favores.
Desde su posición de secretario de Gobierno aspiró a la candidatura del PRI al gobierno del estado. Siempre dijo estar dispuesto a apoyar a cualquiera que resultara nominado. Sólo tenía una objeción: “Si el candidato es Chano (José Luis Toledo Medina, el “delfín” de Borge Angulo), me voy a mi rancho”, decía.
El candidato fue finalmente Mauricio Góngora Escalante, pero Mendicuti Loría ya no tenía ganas de nada, hasta que el PAN, el PRD y el propio Carlos Joaquín le ofrecieron ser candidato de la alianza UNE a la presidencia municipal.
Todo estaba listo, se había lavado y planchado para que él fuera el candidato. Se tomó la foto con Emiliano Ramos y Eduardo Martínez Arcila, los dos que controlan a la XVI Legislatura y que en 2016 eran dirigentes estatales del PRD y PAN, respectivamente.
Pero algo pasó y Mendicuti Loría se retractó.
“No sé qué pasó. Yo los dejé ya solos para que avanzaran. Gabriel nunca me dijo nada, quizá al final no se pusieron de acuerdo en algo”, confío el Gobernador cuando aún andaba en campaña.
Hoy Gabriel Mendicuti viviría otras condiciones. Quizá no estaría en la cárcel acusado de ejercicio indebido de la función pública y de daño patrimonial por $535 millones.
Lo involucran, al igual que al ex tesorero estatal Ercé Barrón, en malos manejos en la empresa Vip Saesa, que contrata y ofrece servicios aéreos.
Ercé Barrón logró que le eliminen el delito de daño patrimonial, porque un juez federal dictaminó que sí se obtuvo el servicio que se contrató. Sólo le quedó el de ejercicio indebido de la función pública, porque debió licitar la contratación de esos servicios aéreos y no lo hizo. Salió libre pagando $10,000 pesos.
Mendicuti Loría está en el mismo expediente que Ercé Barrón, aún cuando no coincidieron en la responsabilidad del manejo de la empresa: el ex tesorero pagó por esos servicios en la administración de Félix González Canto y Mendicuti Loría habría firmado documentos como secretario de Gobierno a partir de 2013.
Algo no caza.
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