Cinco cumbres en cuatro semanas: el viaje de Paco Borja hacia la cima
Desde Guatemala hasta México, Paco Borja encontró en la montaña un proceso de sanación emocional y conexión con lo esencial.





Cuando la aventura llama, José Francisco “Paco” Borja Labastida no duda en responder. El comunicador, y amante del deporte extremo, eterno buscador de experiencias que eleven el espíritu, volvió a desafiar sus límites con una hazaña que no solo pone a prueba el cuerpo, sino que conecta el alma con la naturaleza: cinco cumbres volcánicas en cuatro semanas.
A sus 44 años, #PacoBorja con raíces en Puebla y corazón en Cancún, donde ha vivido los últimos 25 años, volvió a encontrarse —como él mismo lo dice— en el lugar donde se siente más vivo: la montaña.
Todo comenzó con una meta: escalar el Volcán de Fuego (3,768 msnm) y el Acatenango (3,976 msnm), en Guatemala, en ayuno de 50 horas. El reto era físico, sí, pero también espiritual. “Ese era el objetivo, y lo logré”, nos cuenta aún emocionado.
Sin embargo, el camino no terminó ahí. El regreso a su tierra natal despertó algo más grande en su interior. Así, sin pensarlo demasiado, se lanzó a conquistar el Iztaccíhuatl, uno de los gigantes sagrados de México, logrando no una, sino dos cumbres: Rodillas (5,050 msnm) y Monte de Venus (5,112 msnm).
Ya en la cima, una llamada del corazón lo llevó a cerrar esta travesía con el broche perfecto: La Malinche (4,461 msnm), en compañía de su mejor amigo de toda la vida. “Él nunca había subido una montaña conmigo, y fue el cierre perfecto”, dice Paco.
Cada paso, cada metro ganado, cada respiración a esa altura, es parte de un viaje más profundo explica Paco Borja “La montaña, la tierra, es como tu abuela: primero te confronta, te saca toda la carga emocional… pero después te abraza y te reconcilia contigo mismo”.
Más que una hazaña física, fue un proceso de sanación y reafirmación personal. “El orgullo no es llegar a la cima, es saber que sigo teniendo la disciplina, la mente fuerte y la capacidad de seguir subiendo, aunque mis rodillas ya no sean las mismas de antes” confiesa nuestro intrépido amigo.
En una época donde lo digital consume la atención, Paco Borja se convierte en un faro para las nuevas generaciones, recordándoles que el verdadero reto está en mirar hacia adentro, y que no hay conexión más profunda que la que se forja con la naturaleza y con uno mismo.
Paco no busca récords ni aplausos. Su misión es otra: vivir a fondo, inspirar con el ejemplo y seguir demostrando que la mente puede llevarte más lejos que los pies.
Y mientras muchos miran las montañas desde abajo hacia arriba; Paco seguirá caminándolas y saludando desde la cima, recordándonos que por más alta esté la montaña siempre habrá un camino para llegar a la cumbre.