Padre eterno, yo te ofrezco el cuerpo, la sangre,
el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo
Nuestro Señor Jesucristo como propiciación
por nuestros pecados y los pecados del mundo entero.
Por su pasión dolorosa ten misericordia de nuestro Estado,
de nuestra Ciudad y de nuestros hogares.
Imploramos tu perdón suplicándote que te
acuerdes de tu infinita e inagotable misericordia,
te pedimos que nos libres de los huracanes
y que alejes de nosotros las calamidades.
Líbranos Señor, especialmente de ofenderte a Ti
y a nuestro prójimo y danos la gracia de amarte
y servirte con todas las fuerzas de nuestro corazón.
Jesús confiamos en ti, ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Amén
Oración compartida por la vocería de la Arquidiócesis de la Prelatura Cancún – Chetumal