La receta de Carlos Joaquín, escribe Julio César Silva desde el Palco
En Quintana Roo hay dos preocupaciones: la percepción de la inseguridad y la ocupación hotelera que viene a la baja.
Ambas, según dijo el gobernador Carlos Joaquín González el lunes, son abanicadas por el interés político de quienes pretenden atacar a los gobiernos municipales y estatal con esos problemas, con el fin de capitalizar electoralmente la molestia ciudadana.
Carlos Joaquín aglutina simpatías del PAN y PRD que junto con él son gobierno, pues varias de las “figuras” de esos partidos políticos llegaron a las posiciones públicas que hoy tienen gracias a que se colgaron de la candidatura de quien hoy es el gobernador.
Pero el titular del Ejecutivo también aglutina simpatías provenientes del PRI, partido en el que militó hasta antes de renunciar para buscar el respaldo del PAN y PRD luego de que vio cerradas las puertas en su ahora ex partido.
Sin embargo, a pesar de que el Gobernador aglutina las simpatías de las tres principales fuerzas políticas, hay personajes que se han olvidado que son gobierno y se han dedicado a exponenciar los errores de uno y otro bando, agregando incluso datos falsos, promoviendo embates a través de las redes sociales.
“Criticar es fácil y usan las redes sociales para denostar”, dijo el Gobernador durante el acto de entrega de patrullas que encabezó el lunes en Cancún en lo que fue un discurso que parecía responder, pero también reclamar a las voces de todos los colores que desde su punto de vista tratan de aprovechar electoralmente los problemas que afectan al estado.
Trató de ver desde fuera esos problemas, de situarse en perspectiva y analizar los problemas de la inseguridad y de la ocupación hotelera a la baja, para encontrar la cuadratura al círculo y lo que resultó fue un ejercicio al que sólo le faltó poner nombres y apellidos.
Excluyó a su gobierno y a los ayuntamientos culpa en el problema de inseguridad, sin dejar de reconocer que todos tienen responsabilidad en el trabajo conjunto para encontrar la solución al problema, que pasa necesariamente por reconstruir el tejido social, lo que implica un trabajo de largo plazo que debe tener continuidad más allá de los plazos a los que están sujetos los gobiernos.
Pero ese trabajo no se puede hacer si el PAN está al acecho de un error del PRI, menos si el PRI ve con recelo al PRD y si los dirigentes de este partido dejan solos a los presidentes municipales de cuya llegada al poder es electoralmente responsable.
Todos se machucan la mano, se dan un tiro en el pie si pretenden aprovechar electoralmente los problemas, porque todos son gobierno, sus responsabilidades se entrelazan y por eso están obligados al trabajo conjunto.
Lo demás, la competencia electoral debe correr sobre otra pista, llegado el momento, como lo dijo el propio Carlos Joaquín.
Si todos los actores políticos entienden lo que dijo el Gobernador, se habrá dado un gran paso hacia una mejora sustancial de las cosas y se dará otro si se deja aterrizar el discurso de Carlos Joaquín en una pista que se pueda nutrir con la confianza.
Hacer de Quintana Roo un cuadrilátero de todos contra todos, es la mejor receta para reeditar en el estado la crisis guerrerense.
El Gobernador ya dictó la receta. ¿Se pondrán a cocinar con ella?
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