Los hombres sin rostro, se pasan la estafeta de hambre, escribe @riclandero
TRABAJADORES SIN ROSTRO, SIN NOMBRE, SIN VOZ, SIN DERECHOS.
“Cuando el hombre no tiene otra cosa qué pensar mas que ver la manera de subsistir él y su prole ese día, comer y no morirse, es claro que no existe un ser humano pleno, con capacidades culturales y sociales de desarrollo. El 41% de quienes trabajan en México perciben un ingreso que no les pemite darles de comer a sus familias.”
Vladimir Ricardo Landero Aramburu
@riclandero
Se han dado cuenta que el tema de los trabajadores se encuentra borrado del ámbito discursivo, tanto en lo político como en lo mediático. El ámbito industrial, la situación laboral de los trabajadores, sus derechos, la forma y condiciones en que trabajan, en que viven, no forma parte del debate nacional, al menos no como un elemento autónomo de análisis, ya que sólo se les incluye como dato en los temas macroeconómicos ligados al proceso de desarrollo de la industria, pero el ser humano trabajador ya no es tema. En redes y prensa se habla de productividad y casos exitosos de empresas, frases de entusiasmo para echarle ganas, ejemplos de éxito a partir de una idea, pero nada de la realidad objetiva que viven los trabajadores día a día, el ámbito de su ingreso y condiciones de vida – trabajo, su realidad vista desde sus ojos y sus pies. Esto puede tener dos razones, una es una tendencia mundial por borrar un discurso obrero que se considera de izquierda (cuando la condición de trabajador no implica una ideología – puedes ser burócrata o empleado de banco y ser de alta derecha), la otra es que el sector ha perdido mucha fuerza de cohesión, por la desaparición de la gran industria en México. Comencemos por analizar este último punto, pues nos dará bases para ir entendiendo sobre cuales elementos de análisis estamos trabajando el discurso y el concepto de trabajador – obrero.
La gran industria en México se ha visto disminuida dramáticamente en los últimos 25 años, actualmente el 97.6% de las empresas del país son microempresas. Durante el gobierno de Vicente Fox hubo años en que desaparecían 1,500 empleos diarios, por el cierre de empresas. Y esta tendencia siguió con Calderón, ya que de 2010 a 2014 quebraron casi 9,000 negocios al día. Con Peña Nieto no han mejorado las cosas, la tasa de desempleo sigue y la tendencia es alarmante. En un artículo de Rogelio Gómez Hermosillo en El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/articulo/rogelio-gomez-hermosillo-m/nacion/21-millones-de-personas-trabajan-y-no-les-alcanza) se analiza un dato fundamental, “se puede ser trabajador en México y estar en la pobreza extrema”, ya que actualmente el 41% de quienes trabajan perciben un ingreso que no les pemite darles de comer a sus familias. También Verónica Gascón en Reforma (http://www.reforma.com/aplicacioneslibre/articulo/default.aspx?id=1334079&md5=bbfeefa57122413b345658011bf967f4&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe&lcmd5=728fd90295e719bdb84054bedd70bd9e ) nos explica que el rango de personas con menos de 5 salarios mínimos ha crecido en el último año, ya que actualmente el 61.8% de las personas ocupadas ganan, en el mejor de los casos, hasta tres salarios mínimos – equivalente a 7,952 pesos al mes. Solo el 4.6% gana más de cinco salarios mínimos.
Todo lo anterior quiere decir que los trabajadores en México se encuentran totalmente inmersos en subsitir el día a día, no tienen oportunidad de analizar y pensar en otra cosa más que comer. Lejos quedan las espectativas de recreación familiar y personal para su desarrollo humano que se construyeron en el estado de bienestar, que incluso elaboraron figuras jurídicas como el aguinaldo y las vacaciones, pensadas precisamente para fomentar la economía a partir de un ser humano trabajador desarrollando su persona a través del descanso y el ingreso extra al fin de año. Cuando el hombre no tiene otra cosa qué pensar mas que ver la manera de subsistir él y su prole ese día, comer y no morirse, es claro que no existe un ser humano pleno, con capacidades culturales y sociales de desarrollo.
Tal vez por eso lo han eliminado del plano discursivo, porque ese hombre trabajador ya no tiene cara, no habla, no lucha, no exige, sólo pide subsistir un día más. La única información que tenemos de su círculo de vida es la violencia rampante que se está viviendo en las colonias proletarias, en donde se cobra piso, se roba y secuestra, por ser la sociedad más vulnerada, la que menos importa a la política y los medios, por eso se le ha borrado del discurso.
Pero mientras todos estamos metidos en los teléfonos celulares, las redes, los memes, el tema electoral sin pies ni cabeza, los torneos de futbol, los óscares y el tema del momento que se les ocurra, todos los días están esos trabajadores sin rostro pegados a las maquinas, los hornos, atendiendo los negocios, limpiando oficinas y calles, manejando camiones – transportandose unos a otros -, manteniendo un país de pie, dándole electricidad, , alimento, casas, ropa, muebles, sin que nadie se entere lo que está pasando con su vida y la forma en que la están solucionando. Los borramos por que su existencia es tan efimera como su capacidad de subsistencia, se inventa cada día, lo más lejos que pueden ver es su estómago, valen por instantes mínimos, cuando se enferman, incapacitan o mueren no son nadie, se suplen por otro hombre sin rostro que ocupa su lugar en la cadena de subsistencia mínima, se pasan la estafeta del hambre.
A la memoria de Juan Ortega Arenas.
** Maestro en derecho por la UNAM. Socio de www.landeroasociados.com