Nosotros somos la la luz del mundo mensaje el mensaje de Mons Pedro Pablo Elizondo

1. Ustedes son la luz del mundo, ustedes son sal de la tierra. La sal son granitos pequeños, modestos pero muy eficaces. La sal no sólo da sabor, sino también purifica y conserva los alimentos. Cuando no había refrigeradores la gente conservaba el pescado con sal, pues la carne con sal no se echa a perder. La sal da sabor, purifica y conserva. ¿Y qué hace la luz? La luz da claridad a todas las cosas para que veamos los colores más vivos y la belleza de las formas y la grandiosidad de los paisajes. Cuando amanece el sol sobre el mar, descubrimos la belleza sobrecogedora del azul turquesa. Cuando amanece en las montañas descubrimos la grandiosidad imponente de las sierras nevadas. Eso es lo que hace la luz, eso es lo que hace la sal.

2. Nosotros ¿cómo podemos ser luz? ¿Cómo podemos ser sal en este mundo, oscuro y desabrido? Viviendo las bienaventuranzas. Las bienaventuranzas que acabamos de escuchar el domingo pasado, no solamente nos hacen felices, sino que nos hacen luz del mundo y sal de la tierra. Siendo pobres, desprendidos, humildes, mansos, promotores de la paz, limpios de corazón, misericordiosos, justos con los demás. Es entonces cuando irradiamos esa luz y esa sal que es como un fermento, para transformar el mundo. Cuando Jesús dio las bienaventuranzas, fue para todo el mundo y quienes las viven dan un testimonio que es fermento en la masa. Ser luz del mundo y sal de la tierra es una misión que nos toca a todos.

3. Este mundo desabrido y envuelto en las tinieblas de la corrupción, de la impunidad, de la violencia, del odio y del rencor, necesita que alguien lo ilumine y lo sazone. El mundo está desabrido por falta de valores, de principios, de virtudes. Necesita sal, la sal de los cristianos; necesita luz, la luz de los cristianos. Y los cristianos, aunque sean pocos pueden ser fermentos y pueden cambiar las cosas. Pueden hacer que vaya desapareciendo esa corrupción, ese pecado, esa tiniebla, esa injusticia. Son el fermento en el mundo y pueden hacer que el mundo cambie y que haya más claridad, más sabor. El mundo necesita tu testimonio.

4. “Ustedes son la luz del mundo”. Pero una luz de luna no de sol. Somos como un espejo que refleja la luz del sol que es Dios. Si Dios te ilumina fuertemente, te conviertes en un luminoso reflejo de ese resplandor divino, reflejas la luz que recibes; no es tu luz propia, es la luz de Dios, que te enciende y que irradias. No dejes que se te apague esa luz, no te alejes de Dios, deja que brille tu luz sobre el candelero de tu vida.

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