Hemos perdido la Capacidad de autocrítica?, escribe Luciano Núñez en “Los Puntos Cardinales”

“Los Puntos Cardinales”

Por Luciano Núñez

Decía el escritor Albert Camus. “Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”.

No sólo en Quintana Roo, en el mundo entero los medios de comunicación sufren una alta dosis de descrédito, de desconfianza. No es casual que desaparezcan medios impresos (The Guardian en Inglaterra), que los anunciantes busquen otras plataformas para invertir, que las redes sociales hayan dado un giro importante en las horas que la gente les dedica a la lectura. Pero confío que, como los libros, como el cine ante la aparición de la tv, los medios impresos no desaparecerán. Hay un nuevo orden, y en Quintana Roo, se vislumbra un cambio a raíz del resultado en las pasadas elecciones.

Pero, ¿qué son los medios masivos de comunicación? En principio son empresas con fines de lucro, cuya razón de ser es informar con un fin social; deberían contar con su propio código de ética; mostrar lo que es verdadero e intentar acercarse a la objetividad, una utopía que sólo sirve como parámetro: Nadie puede ser objetivo como nadie es perfecto. En los tiempos que vivimos, donde todo es relativo y todo es liviano, lamentablemente el objetivo de informar verazmente se ha desvirtuado para una parte de los medios; y la crisis que se refleja en las bajas audiencias.

No está desencajado el que la gente descrea de televisoras que afirman que el candidato gana por 20 puntos y en la elección pierda por más de 10. De los medios de lapidan a una persona sin pruebas. Sin ir más lejos, es curioso cómo algunos medios locales han transformado su línea editorial de un día para el otro. ¿Qué pensarán sus seguidores? Viven en ese paréntesis donde está su presente y su pasado contradictorio, desencajado, incongruente. En ese sentido, el descrédito tiene su justa confirmación en ellos. Por otro lado, los medios han sacado a la luz hechos que, de otra manera, no se conocerían. Así, el periodismo de investigación, el periodismo hecho con vocación y profesionalismo es un contrapeso necesario para la democracia: genera opinión y nos ayuda a tomar mejore decisiones.

Diferencias

Las redes sociales han dado un vuelco importante en todo esto y han ocupado un espacio nuevo, un lecho vacío. Incluso, muchos periódicos han adaptado contenidos en función de esta nueva forma de comunicarse. Pero, ¿Qué tiene de diferente lo que publica un ciudadano en las redes sociales a lo que publica un periodista en un medio? Primero, que el comunicador tiene (o tendría) que contar con herramientas para verificar información; manejar otras fuentes de validación, tener criterios sobre qué es lo importante y saber contarlo. Sencillamente, las redes muestran en crudo algo que, bien podría ser verdad, o no. Nadie regula lo que se sube o baja; es un universo inconmensurable y, eso sí, democrático. Todos los que (valga la aclaración) tienen acceso a internet, pueden usarlo.  Algunos medios masivos han perdido la brújula y el filtro que quitó, en algunos casos, el dinero o la mala praxis periodística. Siempre habrá medios bien hechos y con vasta trayectoria, como malos representantes de este gremio tan variado.

PROPUESTAS

Días atrás asistí a una conferencia de Derechos Humanos sobre Libertad de Expresión, y compartí con los colegas que en Quintana Roo deberíamos empezar desde el principio: un sindicato con genuinas intenciones, con un código de ética, con un tribunal de justicia que pueda sancionar a sus integrantes que lastimen la profesión y la imagen de personas sin más finalidad que la del lucro. Siento que hemos perdido la capacidad de autocrítica porque -la mayoría de- los periodistas tenemos muy vivo el gen de la soberbia. Sería un buen momento para crear un órgano que haga más fuerte este oficio de los que vivimos de la palabra. Crear la figura del ombudsman en los medios, un enlace en que se pueda atender al lector, enmendar un error, ofrecer una disculpa; sería avanzar en una prensa más fuerte, que represente a los sin voz, a los ciudadanos que no pueden denunciar por otras vías, que sufren atropellos, acaso la piedra sobre la que se edificó esta noble tarea.

Será una utopía para muchos, pero se vale soñar y pensar, expresar. Para que, si Usted piensa que esta opinión es mala, tenga todo el derecho de criticarla. Porque podrá ser mala, pero es libre.

LUCIANO NUÑEZ3

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