El cambio en manos de los próximos presidentes municipales

Algo que nos ha definido a los mexicanos, hasta ahora, es la preservación de nuestras costumbres. Está bien cuando se trata de tradiciones que nos identifican como cultura, pero en política oponerse al cambio de viejos usos y patrones es perpetuar lo que muchos ciudadanos condenamos: autoritarismo, corrupción, impunidad. La mayoría de los políticos que llegan a cargos públicos han ejercido así el poder y a los gobernados nos ha parecido cómodo quedar bajo la tutela, más que bajo la autoridad, de esos gobernantes.
Por esos usos y costumbres tan arraigados en nuestro sistema político, cuando hay cambios nos resistimos aún contra nuestra voluntad de tener gobiernos abiertos, tolerantes y más honestos. Añoramos a los caudillos y a los tiranos.
Yeidckol Polevnsky, presidenta nacional de Morena, dijo ayer en la Ciudad de México que “los gobernadores del viejo régimen no aceptan que el país cambió y por eso quieren ganar con dinero lo que no ganaron en las urnas, tratando de comprar a diputadas y diputados de la coalición”. Viejos usos y costumbres sustentados en el soborno y la corrupción.
Y eso mismo dijo ayer, aunque con otras palabras y en la ciudad de Chetumal, el gobernador Carlos Joaquín al rendir su Segundo Informe de Gobierno: “Después de 12 años en el estado ya no hay intolerancia, ahora atacaremos problemas y correremos riesgos porque hay quienes se oponen al cambio. Cada gobernador tuvo su estilo”, expuso, “pero ninguno vivió los cambios estructurales en la entidad, donde por casi 12 años prevaleció el saqueo, la represión y la impunidad”.
Al entregar la glosa de su Informe a la XV Legislatura del Congreso de Quintana Roo, Carlos Joaquín refirió que la alternancia política en el país obliga al diálogo, a una mayor capacidad de compromiso, a redoblar el trabajo y a buscar consensos. Y así convocó a los presidentes municipales que rendirán protesta en las próximas semanas, “a gobernar con humildad, a ser austeros y a impulsar la generosidad social para que las familias quintanarroenses se sienten también en una gran mesa común a compartir los frutos del desarrollo”. Una tarea que ya veremos si la cumplen sin resistencia.
Según Carlos Joaquín, “a los poderes públicos les compete servir con más modestia y mejor a la sociedad, para lo cual se necesita mucho diálogo, mucha tolerancia y comprensión de ambas partes y dejar de lado muchos prejuicios y soberbias… para progresar, para no regresar a las viejas costumbres y malos hábitos de una política autoritaria e intolerante”.
¿Estaremos preparados políticos y ciudadanos para remontar los viejos usos y patrones en la política? El tiempo y nuestra propia voluntad de cambio decidirán si desterramos las viejas prácticas que nosotros mismos condenamos o regresamos sin remedio y por masoquista comodidad bajo la tutela de los tiranos.

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