La fidelidad a la camiseta, queda destrozada en la vida política

Por Luciano Núñez

“En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”, escribió el maestro uruguayo Eduardo Galeano. En la compleja cancha de la política, donde los ideales y los principios rectores parecen haberse difuminado, el cambio de partido no le genera ningún conflicto existencial a nadie: da lo mismo la derecha, el centro o la izquierda, mientras el carril –claro está- conduzca al gol.

Eduardo Galeano: ““En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”

Goles

El golazo de infarto que marcó Messi ayer en el último minuto del partido Barza y Madrid, no generó un cambio de simpatías en la tribuna madrileña; nadie ha salido a ponerse inmediatamente la camiseta del Barza despechado por la derrota en casa; pero en el proceso de cambio de poder que atraviesa Quintana Roo, muchos actores políticos han comenzado a calzarse otra camiseta que conviene más; mientras unos se acercan a los colores ganadores de la pasada elección, más bien al Joaquinismo; otros, se enfilan a las huestes Morenistas hipnotizados por un partido que, se presume, hará una gran elección. Aunque históricamente los votos suelen ser de AMLO, que en escasas elecciones ha encumbrado a sus jugadores de relleno.

Los jugadores

En racimo, los líderes y diputados de Nueva Alianza, ha enfilado para acoplarse al gobierno estatal; el diputado federal Carlos Gutiérrez García comanda el éxodo; por su parte, Chanito Toledo, también diputado federal, no sólo ha marcado distancia con Roberto Borge, sino que aparece seguido en actos del actual gobernador. El magistrado presidente del Tribunal de Justicia, Fidel Villanueva, pasó sin escalas de ser el acompañante oficial y obligado de Borge -y hasta hizo su informe en la Solidaridad de Mauricio Góngora-, a dar incluso declaraciones en contra de sus ex compañeros de equipo. Como la toga es negra, combina con cualquier color. En el Congreso del Estado, los pases de playera fueron más notorios. Raymundo King de la Rosa, el coordinador de la bancada del PRI, dejó atrás sus encendidos discursos a favor de Peña Nieto, y hasta la semana pasada pidió cárcel para los corruptos. No menos notorio es el cambio de la diputada Santy Mayor Castillo y el ahora diputado independiente Juan Ortiz Vallejo que ya emigró de Morena, partido que le asignó por sorteo de tómbola su curul en la XV Legislatura. Después de su incondicional labor junto al ex gobernador Borge, así como César Montes se coló para dar el triunfo a los ‘rayados’ frente a los Tigres, con disimulo Candy Raigoza, ahora en Secretaría de Desarrollo Social, pasó a las filas del Joaquinismo. En la misma cantera Julián Ricalde, Secretario de Desarrollo Social, ahora el más recalcitrante joaquinista, pasó de cabalgar junto a Borge y entregarle a sus amigos concesiones de transporte, a ser soldado del cambio. Entregó dócilmente Cancún al PRI y todos felices en el quinquenio “borgista”.

Durante gran parte de su gobierno Ricalde mantuvo una estrecha relación con Borge y hasta relegó a gran parte de su equipo en esa jugada; ya los tiempos electorales dividieron el campo de juego. En seis meses al frente de la Secretaría acaso más relevante y de impacto ciudadano, no ha dado a conocer un plan de trabajo ni mucho menos ha emitido una sola opinión sobre el ex gobernador.

La roja de la derrota

En estos tiempos de modelos distorsionados, pareciera que sólo se vive para triunfar; y la derrota, es un pecado del que todos huyen como si fuera una tarjeta roja. La convicción para patear al arco mil veces hasta hacer un gol imposible, como el de Messi, ha dado muchos triunfos épicos que nadie puede borrar; y derrotas de las que vale la pena aprender. Por eso, todavía hay una distancia entre la pelota y la política: si bien es cierto el fútbol se ha convertido en un gran negocio, hay algo que todavía permanece intocable y puro: el amor a los colores que no se cambian en una vida, ya lo dijo Galeano y el Tío Dardo lo confirma.

Luciano Antonio Núñez

Es técnico y licenciado en Comunicación Social, con postgrado en Opinión Pública por FLACSO y diplomados en La Salle Cancún. Trabajó en El Siglo de Tucumán, Argentina; agencia EFE México, Luces del Siglo y Periódico Quequi, donde actualmente es coordinador en el Sur del Estado. Fue director de Comunicación Social en Benito Juárez, Cancún.

Co-Fundador de Revista Dos Puntos y director general de Grupo Pirámide

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